Se anuncian los planes del Gobierno para gestionar un big data de movimientos de los ciudadanos para desarrollar analítica orientada a Disponer de información real y prevenir contagios ante el Covid19.
El gran dilema es hasta dónde llega la necesidad global de gestionar y comunicar esa información global-local y hasta dónde el derecho a la intimidad de datos sensibles de los ciudadanos.
¿Podríamos caminar hacia el ojo que todo lo ve o a un gran hermano que puede estar al frente de sus cuadros de mandos?
Las entidades independientes y a la vez expertas en materia de telecomunicaciones deberíamos participar técnicamente y coordinar con los derechos ciudadanos, en este tipo de iniciativas de enormes repercusiones para el futuro de la sociedad.
Sobre esta nota legal recién promulgada, bueno, aunque los datos a evaluar son de conjunto y en régimen de anonimato, habrá que observar cuidadosamente el respeto a los derechos de los ciudadanos, entre los que se encuentran la garantía y el secreto de las comunicaciones, la libertad para límites básicos de movilidad, y los posibles encontronazos con la intimidad personal.
O si no, los ciudadanos pensarán que ahora va a tocar apagar la ubicación en los móviles cuando se quiera preservar la intimidad.
No, las telecomunicaciones están para ayudar a los ciudadanos en todos los momentos, para la seguridad de nuestras vidas, el progreso económico, acompañarnos en momentos de confinamiento como el actual… ** porque la sociedad nos necesita.
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